miércoles, 19 de agosto de 2009

Los sueños viven tras su figura

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El cine es un universo tan abierto y ancho que cabe todo en él. Desde películas de corte conceptual cuyo mensaje está reservado a las mentes más sedientas hasta cintas en las que lo importante es que haya un malo, un bueno, un amor y vida, mucha vida, contada, eso sí, con la agilidad que nuestros corazones necesitan.

Puestos a escribir sobre películas que podemos recomendar para que las disfruten este verano, hemos optado por una macedonia de narraciones que tienen entre sí un único detalle en común: todas ellas pretenden contar historias con las que congraciarse con ese ente obtruso y pocas veces escuchado que son los espectadores.

Películas españolas, estadounidenses, japonesas, de acción, de amor, de muerte, de aventura. Cine en estado puro, cine que sigue los mandatos de sus sumos sacerdotes y cine que aborrece la ortodoxia y prefiere recorrer vericuetos nunca explorados aunque sepan que la soledad será su mejor compañera. Cine, en fin, que es de lo que se trata.

Aprendí del sabor de tus ojos

Mishima: una vida en cuatro capítulos. Yukio Mishima es un escritor que forma parte de mi historia personal. Por el solo hecho de ser mencionado en una canción de La Mode ya era suficiente razón para que a mí me pareciese digno de veneración. Eran noches de Mañana, líquidos atardeceres en los que se enredaban nuestros amores y aprendíamos que los besos siempre saben a la chica de ayer. Y en esos encuentros nunca ocultos, siempre gozados, la música de El Zurdo y sus letras minimalistas.
Hoy, años después, el escritor japonés es el protagonista de una de las mejores películas del momento. Está producida por Coppola y Lucas y en ella se nos propone un emocionante recorrido por la vida del mejor escritor japonés de la postguerra. Mishima fue un hombre que vivió marcado por profundos conflictos espirituales que hicieron de él un eterno buscador de la verdad. Vivir en una sociedad hermética y, no se olvide, humillada por una trágica derrota fue su tragedia pues nunca pudo encontrar el punto armónico entre él, su arte y el mundo en el que le tocó vivir.
La película nos lleva hasta el último día de su vida, una vida con la que él mismo decidió acabar delante de sus compañeros de armas en el Cuartel General del ejército practicando un estremecedor ritual japonés, el seppuku. La película tiene toda la fuerza que la cara miserable de la vida nos ofrece cuando uno de sus hijos no es capaz de encontrar la sonrisa eterna y utiliza la técnica del flashback, con continuas referencias a su pasado: su infancia, sus comienzos como escritor, el éxito, su obsesión por la belleza y su tormentosa vida sexual. Cada capítulo es una evocación a su obra literaria, patrimonio cultural de la Humanidad, y juntos conforman un edificio narrativo de primer orden que merece la pena visitar.

Tres días con la familia. El cine español aporta productos realmente interesantes que conviene rescatar de entre la cacharrería americana que, a veces, nos impide ver la limpia llanura. Ese es el caso de “Tres días con la familia”, donde podremos conocer a Lea, una joven que lleva un tiempo viviendo en el extranjero y que regresa a casa cuando sabe que acaba de morir el patriarca familiar. Durante esos días podrá volver a sentir los sentimientos, buenos y malos, de toda la familia Vich i Carbó. Sin embargo, también podrá volver a vivir en carne propia y alma común lo difícil que es sostener ese mundo en el que lo más importante es lo que parece, nunca lo que es.

Tetro. El maestro Francis Ford Coppola vuelve a la dirección, vuelve a su puesto desde el que gobernar parte de la magia que es el cine. Claro, que debe ser muy duro acostarse cada noche sabiendo que ese cuerpo que roza las satinadas sábanas de la mestría ha sido capaz de dirigir enormes monumentos como “El padrino” o “Apocalypse now” y por eso el mundo espera de uno destellos de grandeza de similar importancia. Y no siempre sale.
En esta película conoceremos a Bennie, quien a sus 17 años llega a Buenos Aires en busca de su hermano mayor, un escritor de éxito que se hace llamar Tetro. Sin embargo, cuando lo encuentra se da cuenta de que no es un tipo brillante, sino un hombre autodestructivo que no quiere saber nada de su familia. El joven recibe el apoyo de la novia de su hermano, pero el hallazgo de unos manuscritos donde Tetro revela sus odios familiares, complica la relación, así que Bennie se propone terminar la obra y presentarla a un premio de prestigio.
Este argumento es la razón de ser de esta película, que si hubiera sido formada por cualquier otro seguro que recibiría parabienes y aplauso unánime. Al ser el gran Coppola quien la ha dirigido el tono es un tanto menor, pero eso no obsta para que podamos decir que es una buena película que, además, cuenta con la participación de nuestra Verdú, que poco a poco va abriendo las ventanas del cine internacional.

Ice Age 3. Pocas veces en la historia del cine una saga de tres películas mantiene el tono de la calidad como lo haec “Ice Age”. Si las dos primeras nos enamoraron, la tercera confirma que nos encontramos ante un producto cinematográfico de gran calidad, con unos personajes que ya son unos clásicos y una trama a la que hay que añadir…el amor.
Sí, así es. La simpática ardilla/rata Scrat conocerá a Scratte, que lo volverá loco, lo aturdirá, lo engatusará..En fin, que se nos ha enamorado. Y surgen otros personajes que completan el elenco y cierran, en cierto modo, el círculo, como la comadreja tuerta Buck, un personaje temerario y aventurero que encaja perfectamente en la historia.
La historia arranca con los mamuts Ellie y Manny a punto de ser papás y más nerviosos de lo habitual. Diego, el feroz tigre dientes de sable amigo suyo, se siente viejo y un poco desplazado por la llegada de los cachorros. Las zarigüeyas Crash y Eddie siguen tan inseparables y alocadas como siempre, un poco en su mundo. El más afectado por la noticia es el torpón de Sid, el oso perezoso que pasa el tiempo sin hacer nada, pero que empieza a sentir también la llamada de la paternidad.
Nervioso con su situación personal, Sid se topará con unos huevos que cree abandonados y los cuida como suyos. No tarda en verse a cargo de tres animalitos inusualmente grandes y fuertes para su tierna edad, que lo ven y quieren como padre. Todos felices, o mejor, intranquilos en lo que podrá ocurrir cuando aparezca la madre de esas criaturas con un sospechoso parecido con dinosaurios extinguido. Y la mamá dinosaurio surge, provocando el lógico revuelo. A raíz de este incidente, Sid y sus amigos se adentrarán en un universo subterráneo en el que pervive un mundo prehistórico que creían extinguido.

Despedidas. Esta película japonesa recibió el Oscar a la Mejor Película en Lengua No Inglesa y ya, en su momento, había obtenido 10 galardones de la Academia nipona. El director Yojiro Takita explicó en su discurso de agradecimiento: "La película gira alrededor de la vida y de la muerte, un tema con el que todos podemos relacionarnos. Creo que la forma en la que se enfoca el tema, con ternura y humanismo, puede haber sido una sorpresa para el público".
El personaje central de la cinta es Daigo Kobayashi, un violonchelista que se queda en paro cuando la orquesta de la que forma parte se disuelve. Desesperado, regresa con su mujer a su ciudad natal y acude a una entrevista de trabajo en lo que él cree que es una agencia de viajes.
Allí descubre, con sorpresa y aprensión, que realmente se trata de una funeraria y que necesita el sustancioso dinero que le pagan por amortajar a los difuntos. Con un fino humor y con una gran capacidad dramática el director logra ahondar en los ritos funerarios japoneses y en cómo el personaje principal lucha por liberarse de la presión social para poder enfrentarse a la muerte de una manera completamente diferente.

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