martes, 3 de noviembre de 2009

Hoy vuelvo a respirar

A José Daniel

Este desierto que acabo de atravesar
se me antoja largo y doloroso.
Te he dicho adiós
y parece que nunca hubiera sido noche,
que nunca hubiera nacido la nube negra
que consumió tu corazón,
que nunca el cuchillo de los sueños miserables
se hubiera atrevido a asomar su afilado mensaje.
Este desierto no es urgente,
pero nos aprisiona con su espejo opaco
en el que refleja la soledad
y, en tanto provenimos de horizontes parecidos,
decidimos vivir este exilio común.

Así, buscaré la calma que tu recuerdo me propone,
pues imagino que es un hermoso sendero
el que nos queda por recorrer.
Eso y lo que la vida, la tuya y la nuestra,
ha guardado para todos.
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